jueves, noviembre 12, 2009

¿Son los conciertos para compartir con alguien?

Recuerdo que en más de una oportunidad en mi etapa adolescente me tocó resolver esos tests donde te preguntaban respecto a cómo sería tu príncipe azul. En dicho interrogatorio al que uno se sometía en esas viejas revistas del corazón o en algún improvisado slam - sí, esos viejos cuadernos llenos de preguntas disparadas a quemarropa - no olvidaré jamás que una pregunta recurrente era: ¿cuál es para tí el lugar ideal para una cita perfecta? Las alternativas de respuesta eran de lo más variopintas, e iban desde la típica cena romántica a la luz de las velas, pasando por un paseo en el parque de diversiones - imaginando que debes contener las náuseas porque estás en plena caída libre de la montaña rusa al lado del chico que te gusta - y llegando finalmente a la opción que es objeto del post de hoy: en un concierto.


Siempre me gusto la música y mis gustos se fueron ampliando a medida que pasaban los años. Con esta nueva afición vino también el placer de disfrutar las melodías de mis cantantes o grupos favoritos en vivo y en directo, recalando el potente o suave eco - dependiendo el caso - de lo que tocaban en mis oídos. Con la música siento una comunión espiritual única que me ha ocasionado ser tildada de "posera" o epítetos semejantes en mi vano intento porque la gente me entienda. Creo, desde mi subjetiva percepción, que lo ideal es disfrutar un concierto de música con la gente que experimenta sensorialmente ésta, de manera similar a como lo hace uno.

Pero, ¿qué pasa cuando a tu amigo/a y/o pareja le disgusta tu manera de ver un show musical? ¿Cuándo detesta que grites como un/una desofarado/a mientras la otra/el otro se mantiene imperturbable para apreciar un espectáculo musical "como se debe"? Es complicado, definitivamente. Pero intuyo algo, cuando te enamoras empieza esa extraña fusión que los filósofos del romanticismo (precedidos por el ilustrísimo Platón y "la búsqueda de la mitad perdida de nosotros mismos") llaman la unión de dos almas en una, la compenetración, más alla de una simple "química", algo que ni el mejor de los alquimistas podría descifrar. Entonces, los dos como si en un trozo de plastilina se tornaran en uno, adaptan costumbres, ritos, hábitos y de repente lo único que deseas es estar con la persona que amas envueltos en una burbuja invisible, encontrando en el concierto, solamente un pretexto para demostrarse mutuamente, que así toquen el peor blues de la historia o la más atrapante pieza de rock and roll, lo esencial es sentir que confluyen los sentimientos de ambos con un fondo musical de su agrado, produciéndoles una increíble sensación de bienestar.

Por eso, hoy quiero desear a todos/as que encuentren a esa persona con la que se puedan hacer una..... y si no es así, que entiendan que todo es un proceso y hay que tener paciencia porque es inevitable que un concierto en pareja no desencadene en un entrelazamiento de notas musicales emitidas desde un escenario majestuoso y desde nuestro corazón.



Una canción de los Killers...un concierto que pronto estará x akí....y tú sabes q kiero ir contigo....sí, contigo.....Can you read my mind?

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