domingo, diciembre 23, 2007

El sexo y el amor


Hay todo un discurso sobre si puede haber sexo sin amor, amor sin sexo y mil variantes más sobre el tema. Lo cierto es que cada día el mundo y sus paredes invisibles en vez de acercarnos, nos alejan más, en vez de generar relaciones armoniosas, las vuelven disfuncionales y finalmente no sabemos el por qué de nuestras conductas. Dejamos de lado la lógica kantiana y sus imperativos categóricos y nos inclinamos a mirar a la humanidad no como fin sino como medio, en un guiño maquiavélico que no nos deja ver claramente lo que tenemos en nuestras manos, en nuestro entorno, en nuestros sueños, en nuestro ahora.

El egoísmo en el ser humano parte de su misma naturaleza imperfecta que lo lleva a su autocomplacencia. Eso hace que de vez en cuando olvidemos mirar a los costados del camino y percatarnos que aquello que construimos con todo nuestro esmero (familia, pareja, trabajo, proyectos) puede estarse desarmando por una esquina, invisible a nuestra percepción pero no a nuestra alma. Entonces, cuando el sexo se vuelve el motor de una relación por el hedonismo del que somos poseedores, nos preguntamos ¿está todo bien así? ¿no falta nada más? y la respuesta la encontramos en aquellos silencios, dudas, lágrimas, histerias, olvidos, ansias que nos recuerdan que el amor se construye al compartir momentos, ideas, locuras, sueños locos y todo lo que nuestra imaginación quiera crear para generar un estadío de calma, arrebato y felicidad. Es necesario escapar de una relación de pareja si sentimos que el vacío es más grande que el placer más sexual.

Por ello, cuando hablemos de sexo en el amor, no veamos líbido, semen, cuerpos agitados, sudor, orgasmo......intentemos descubrir el sentido primigenio de las cosas, la comunicación entre dos entes, aquello que la literatura hindú a través del Kamasutra no vio como posiciones sexuales sino como un espíritu unido a otro haciendo el amor.....aquel que se adhiere en los rincones de tu memoria y de tu piel.
Canción para este post: